En la calle Espronceda de Madrid podréis encontrar una de las últimas ideas para captar clientela en tiempos de crisis. Se trata de una cena a oscuras en la que come un menú degustación sin poder ver lo que uno está degustando. De este modo, según la responsable de esta iniciativa, el comensal disfruta más del sentido del gusto y además se atreve a probar alimentos que de otro modo quizás podría rechazar.
Según leo en la revista Viajar, la cena, que sólo se oferta el último jueves de cada mes, da comienzo a las 21:30 horas y, con un precio de 50€, podrá degustar un menú compuesto por cinco platos, dos postres y tres vinos.
La idea no es nueva sino que se ha convertido en una tendencia que llega de otras grandes ciudades del mundo.
07 octubre 2008
05 octubre 2008
Ahora también en Gran Vía
En julio estuve en Barcelona. A las cinco de la madrugada de la noche del sábado bajé por La Rambla y me llevé una muy mala imagen de la ciudad al ver que sólo me cruzaba con puestos de comida regentados por ciudadanos extranjeros y decenas de prostitutas repartidas por la calle.
Esta imagen no es nueva para los madrileños, aunque siempre he pensado que la calle Montera, al menos, no es de las más representativas de la ciudad. La cuestión es que desde hace algunas semanas empiezo a observar cómo las prostitutas empiezan a colocarse en la Gran Vía, en el tramo comprendido entre Gran Vía y Callao.
No son ni una y ni dos, sino un buen número de ellas. Sé que el Ayuntamiento de Madrid trata de solucionar el problema, tarea complicada, pero si la consecuencia es que el turista, cuando venga, se lleve la imagen que yo me traje de Barcelona, me quedo con Montera. Espero que lo atajen ahora, que todavía están a tiempo.
01 octubre 2008
Playa, wifi y coctails sin salir de Conde Duque
En pleno centro de Madrid, también cuando no es verano, nos podemos sentir como en la playa. Basta con hacer una parada en el número 30 de la calle Conde Duque. Allí encontramos Sandset, uno de esos pequeños grandes sitios que esconde Madrid plagados de originalidad. El suelo, lleno de arena; asientos de caña y mimbre donde uno se puede recostar con el portátil y engancharse al wifi, y música chill out para terminar de construir un ambiente mágico. A esto hay que unirle una carta de lo más variada que se puede consultar a través de Internet. Hay desayunos, quiches, batidos, coctails, daiquiris, etc. Por cierto, el mérito es de Irene...
Y a mí qué la crisis... versión radiofónica
Suscribirse a:
Entradas (Atom)