En Madrid se hacen las cosas así. De buenas a primeras, ha desaparecido ese pequeño privilegio que teníamos quienes cogemos el autobús urbano en Atocha. El panel que nos informaba del tiempo que quedaba para que llegara a recogernos, ya no está. Tampoco el tejadillo que nos protegía del frío y la lluvia. Y ahora, nos cierran la parada y nos desplazan. Todo sin explicación. Ayer estuve hablando con los obreros, y me contaron que van a hacer un carril más y que construirán una glorieta. En cualquier caso, estas cosas hay que avisarlas y pensar no sólo en los réditos electorales sino en los propios ciudadanos.
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